Básico: Valor y precio.

Tiempo de lectura: 5 minutos. Última modificación: 31 de agosto de 2022.

Si compras una casa por 1.000.000€ y 6 meses después viene alguien y te ofrece 500.000€ por ella, ¿has perdido dinero? La respuesta no es simplemente “sí”, hace falta más contexto para poder contestar.

A la hora de invertir en empresas cotizadas en bolsa, es fácil caer en la tendencia de creer que, si nos ofrecen menos de lo que hemos pagado por una empresa, su valor ha caído.

¿Qué contexto necesitamos para responder a la pregunta? Lo primero es saber si el precio que has pagado tiene sentido para ti. Imagina que le pides un 5% de rentabilidad a tu inversión en la casa. Si has elegido esta casa porque la puedes alquilar por 50.000€ al año, el precio tiene sentido para ti (50.000/1.000.000= 5%). ¿Y si alguien le pide un 4% a su inversión? Entonces para esa persona el valor será 1.250.000€ (50.000/1.250.000=4%). Para alguien que le pide un 10% el valor será 500.000€ y para alguien que le pide un 2% el valor será 2.500.000€. La primera conclusión es que el valor es relativo, depende de la rentabilidad que le pide cada uno a una misma inversión.

Si 10 años después alguien te ofrece 2.000.000€ por la casa y la vendes, ¿has perdido dinero en algún momento durante los 10 años por haber recibido ofertas más bajas de lo que pagaste? La respuesta es claramente “no”. Una oferta no cambia el valor de lo que tienes, en este caso, un activo que te da un 5% de rentabilidad anual. Que venga alguien que le pida un 10% (por eso te ofrece 500.000€) no hace que tu compra sea mala.

¿Por qué alguien te ofrecería 2.000.000€ por tu casa 10 años después? Si le pide como tú un 5% de rentabilidad, será porque el alquiler ha subido y ahora el alquiler anual son 100.000€ en vez de 50.000€.

Cuando compramos compañías cotizadas ocurre algo similar pero la dificultad aumenta por varias razones:

La visibilidad sobre los beneficios de la empresa en el futuro es menor que en el alquiler de la casa. Los beneficios varían mucho más que los alquileres y son más difíciles de predecir. Es importante invertir en empresas de calidad porque son más fáciles de predecir (como tienen ventajas competitivas, es más difícil que alguien les quite negocio). La ventaja de invertir en empresas en vez de en casas, es que los beneficios pueden subir mucho más rápido y durante más tiempo, lo que hace que su valor crezca también más rápido. Es factible para una empresa ser cada año un 15% más grande y ganar un 15% más, pero es difícil ampliar una casa de tamaño un 15% cada año y subir el alquiler un 15%.

El mercado donde se compran y venden las acciones (títulos de propiedad) de las empresas es mucho más líquido que el de las casas. Muchas empresas tienen millones de acciones transaccionadas cada día. En contraste, en EEUU se venden cada año el 4% de las casas existentes, lo que quiere decir que una casa se vende de media una vez cada 25 años. Esta mayor liquidez es una ventaja por dos razones: en cualquier momento puedes hacerte propietario de una compañía con un potencial atractivo y puedes también vender una compañía que ha dejado de tenerlo. Esos millones de transacciones diarias se hacen a distintos precios, que varían todavía más a lo largo de varios días, semanas, meses. El hecho de que se muevan tanto los precios, convierte una ventaja en un problema para la gente que no se centra en el valor de lo que tiene, dejando que los movimientos del precio (ofertas constantes) le digan cuánto vale.

Si hemos visto que el valor es subjetivo dependiendo de la rentabilidad que distinta gente le pide a algo, ¿cómo podemos saber que nuestra estimación del valor es la correcta? En teoría, si compras algo con la idea de mantenerlo para siempre, lo único que debería importarte es que te dé la rentabilidad que le pides. El problema es que la mayoría de las veces lo venderemos en algún momento. Entonces tenemos que saber qué rentabilidad le pide el mercado normalmente.

Volviendo al ejemplo de la casa, si el mercado normalmente les pide a casas similares a la tuya una rentabilidad del 5% y tú le has pedido eso o más (pagado un precio de mercado o inferior), puedes estar tranquilo de que, a largo plazo, la vas a poder vender a una valoración similar a la tuya. Las ofertas que recibas a corto plazo no te afectan en absoluto.

Cuando compramos empresas cotizadas en bolsa, lo que ocurre es que todos los días recibimos ofertas distintas, que pueden variar mucho en espacios muy cortos de tiempo. ¿Cómo navegar esta locura de precios tan distintos? La clave es que los precios tienen una “orbita flexible” alrededor del valor.

¿Qué es una “órbita flexible”? Imagina que estás paseando a tu perro con una correa extensible. Mucha parte del paseo el perro irá andando tranquilamente al lado tuyo. A veces se adelantará al ver a otro perro para jugar con él. Cuando el otro perro se vaya, tu perro volverá hacia ti o se quedará sentado esperándote. Otras veces, se quedará olisqueando un rastro y se retrasará. Le llamarás y vendrá corriendo hacia ti para seguir andando a tu lado. En bolsa ocurre algo similar, siendo tu perro el precio y tú el valor. El precio orbita alrededor del valor y le sigue a largo plazo, pero en períodos cortos se separa de él, a veces bastante. La misma empresa puede tener un múltiplo de 5 veces y de 50 en el mismo año (para entender los múltiplos puedes leer el Básico: Rentabilidad). Si estás seguro del valor de tu inversión, no tienes por qué asustarte cuando hay precios bajos, es en todo caso, una oportunidad para comprar más si es posible.

Lo importante es que en bolsa, al igual que paseador y perro hacen el mismo recorrido aunque no de la misma manera, valor y precio también terminan a la larga en el mismo sitio.

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