Básico: Largo plazo.

A la hora de invertir, es muy importante estar dispuesto a mantener tu inversión durante muchos años por dos razones:

1.- El largo plazo neutraliza la volatilidad. El precio varía mucho a corto plazo por el movimiento de los múltiplos (ver Básico: Rentabilidad). Sin embargo, a largo plazo siempre sigue la evolución de la empresa. Como los movimientos del múltiplo son impredecibles, si inviertes por un período de tiempo muy corto (menos de 5 años), puedes perder dinero en tu inversión, aunque la evolución de la empresa en la que has invertido haya sido positiva.

2.- El largo plazo da tiempo al interés compuesto a multiplicar tus ahorros. El efecto de los cambios en el múltiplo se hace más pequeño cuanto más tiempo pasa. Por ejemplo, si un múltiplo se dobla en un año te da una rentabilidad del 100% y si se dobla en 10 años de un 7% anualizado. Por esto, a largo plazo la rentabilidad de tu inversión en una empresa será muy parecida a su evolución, reflejada en el beneficio por acción. Como el crecimiento es exponencial, el efecto se hará más grande cuanto más tiempo pase. Si una empresa crece un año un 15%, multiplica su valor por 1,15 pero si crece al 15% durante 10 años, lo multiplica por 4 y por 16 si consigue hacerlo 20 años.

Para mantener una mentalidad a largo plazo hace falta convicción en las empresas en las que inviertes y resiliencia para aguantar los cambios constantes en el múltiplo y, por tanto, en el precio (ver Básico: Valor y precio).

La convicción te da la tranquilidad de que, mientras tus empresas sigan mejorando año tras año, tu inversión está creciendo independientemente de lo que refleje el precio.

La resiliencia es esencial para centrarnos en el valor de nuestra inversión y no caer en la tendencia humana que nos pide evitar a toda costa las pérdidas, empujándonos a vender en cuanto hay caídas de precio.

A corto plazo el precio está muy influenciado por los cambios en el múltiplo que ofrece el mercado. Hay muchos factores externos a las empresas que afectan a esos cambios, como los tipos de interés, los flujos de entrada/salida en distintos activos de inversión, el miedo o exuberancia del mercado, noticias recientes, sucesos geopolíticos, etc. A largo plazo el precio sigue la evolución de la compañía. Si la evolución es positiva y el múltiplo que pagaste era razonable, la rentabilidad de tu inversión será también positiva.